Cuando mi madre me dijo que iba a ir a Carolina, pensé que iba a ser un rollo y no me iba a servir para nada. Cuando fui el primer día me lo pasé genial, estuve muy a gusto y tenía ganas de volver otro día.
Carolina me ha ayudado a perder el miedo a bajar sola a la calle, la vergüenza a exponer delante de mis compañeros en clase y a confiar en mí misma.
Cuando llevé a mi hija a Carolina, no imaginaba que en tan poco tiempo fuese a dar un cambio tan espectacular. Parece otra, más centrada, más responsable, y sobre todo más segura de sí misma. ¡Muchísimas gracias Carolina!