Ya está aquí el último día del año, y como suele ser habitual, por un lado hacemos balance de cómo han sido estos 12 meses que acaban, y por otro, pedimos para los próximos 365 días más y mejor.
En esta ocasión, acabo el año con mucha inteligencia emocional.
Diciembre ha sido un mes lleno de formaciones:
- habilidades emocionales aplicadas a la intervención educativa para educadores del IES El Trébol,
- habilidades comunicativas en la pareja para ASZA,
- significado de las emociones y estrategias de auto-regulación para pequeños y adolescentes.
- Y comenzaré el nuevo 2019, con más talleres sobre emociones.
Y es que cada día estoy más convencida de lo importante que es aprender y entrenar nuestras habilidades emocionales. En las formaciones soy consciente del impacto positivo que tienen, a todos los niveles, para todas las edades, en todos los ámbitos.
Siento como los asistentes comprenden los procesos internos que se producen en nuestro cerebro y las implicaciones en su vida, y entonces veo sus caras de felicidad.
Porque entrenarse en inteligencia emocional significa mejorar tu autoestima, tu seguridad, tus relaciones y tu entorno. Significa sentirte en calma contigo, y cuando tú estás bien y haces por mejorar, tu entorno mejora.
Yo sigo entrenando cada día mi inteligencia emocional, y además este año, quiero saber más acerca de la neuroeducación. Vuelvo a las aulas en un postgrado sobre el tema. Para poder interiorizar sus ventajas y poder aplicarlas en mis formaciones y mis sesiones de coaching.
Para este 2019, pido para todos, acción y compromiso para que tus deseos se transformen en objetivos cumplidos. Y por supuesto, pido una toma de conciencia, consciente, de la importancia de cuidar nuestras emociones para sentirnos mejor.
Pide todo lo que quieras, pero también te animo a que des las gracias por lo que tienes, que estoy segura que es mucho.